La Catedral de Segovia y la leyenda del carro del diablo

 

Actual catedral de Segovia.

Actual catedral de Segovia.

La Catedral de Segovia  está relacionada con un enclave de la Sierra de Guadarrama a través de una antigua leyenda en la que también interviene el mismísimo diablo. No nos estamos refiriendo a la magnífica Catedral de Segovia que actualmente contemplamos, cuyo nombre completo es  Santa Iglesia Catedral de Nuestra Señora de la Asunción y San Frutos, o de forma más sincrética, Catedral de Santa María de Segovia. Nos referimos a la antigua Catedral de Segovia, que fue prácticamente destruida en el año 1520 durante las feroces contiendas de la Guerra de las Comunidades de Castilla. La actual se construyó entre los siglos XVI y XVIII, precisamente para sustituir a la que es objeto de la leyenda. La antigua se encontraba junto al Alcázar, y las obras finales de su construcción se encargaron al insigne arquitecto Juan Guas allá por el Siglo XV.

Cuenta la leyenda que Juan Guas no veía el momento de terminar las obras, y que era apremiado una y otra vez para finalizarlas. Preso de la desesperación y para acabar las dichosas obras, hizo eso que llaman “un pacto con el diablo”. Dice la leyenda que gracias a ese pacto los carros cargados de piedra iban llegando rápidamente a Segovia. Lo hacían a través del Puerto del Reventón, un paso de montaña situado entre el Valle del Lozoya y La Granja de San Ildefonso, municipio este ultimo ya cercano a la capital segoviana.

Carro del diablo.

Carro del diablo.

Cuando faltaba el último carro cargado de piedra, el arquitecto ya confiado en terminar, decidió romper su pacto, y ya sabemos que Satanás no encaja bien esos desplantes. Así que ese último carro quedo completamente petrificado en el Puerto del Reventón sin llegar nunca a su destino, impidiendo que las dos torres catedralicias quedaran terminadas.

Actualmente podemos ver el supuesto carro en la subida al Puerto, y la verdad es que si le echamos imaginación, ese conjunto de bolos de granito puede parecer un carro, o algo similar. Lo cierto es que una de las dos torres de la antigua Catedral de Segovia era de menor altura que la otra. También dicen que solamente tuvo una. Vaya usted a saber. ÁNGEL SÁNCHEZ CRESPO para GUADARRAMISTAS

Catedral de Segovia.

Catedral de Segovia.

La Laguna de Peñalara y sus leyendas

 

 

Laguna Grande de Peñalara.

Laguna Grande de Peñalara.

La Laguna de Peñalara o Laguna Grande de Peñalara es de origen glaciar y se localiza en el fondo del circo de Peñalara, a 2.017 metros de altitud. Pertenece al término municipal de Rascafría y está dentro del Parque Natural de Peñalara. Un lugar bello y enigmático rodeado de praderas y áreas rocosas con piornos y enebros rastreros.

 

Entre su fauna destacan anfibios y aves y puesto que se trata de una zona de especial protección medioambiental, no se permite transitar libremente a los senderistas y visitantes, sino únicamente por los caminos marcados.

 

La profundidad máxima de sus aguas es de 4,7 metros y su perímetro es de 650 metros. Sus aguas permanecen congeladas aproximadamente entre diciembre y marzo y a ella se llega por un camino perfectamente marcado que sale del Puerto de Cotos, a 1.830 metros de altitud.

 

Esta laguna permanente es la más grande del Parque Natural de Peñalara y la más visitada. Por supuesto, también tiene sus propias leyendas, entre ellas la más conocida, la de La Pastora, que cuenta que cada noche de Difuntos emerge de las aguas la figura de una pastora que trató de salvar a un cordero de morir ahogado, en plena noche, al confundir sus balidos con unos extraños sonidos que nacían de las oscuras aguas de la Laguna.

 

Otra de las leyendas, la de Los dos Amigos que curiosamente investigaban la leyenda anterior, dice que mientras uno de ellos leía un libro en la orilla, el otro se adentró en la laguna. Cuando el que leía cerró de golpe el libro, el que se había atrevido a entrar en la laguna fue engullido por las aguas. Así son las cosas de las leyendas, aunque ésta tiene más tintes de leyenda urbana que  de bucólica. ISABEL PÉREZ para GUADARRAMISTAS

La cueva del monje que pactó con el Diablo

Cueva del Monje-Valsaín. Foto de A. Moreno (CENEAM)

Varias son las versiones que circulan sobre la leyenda de la Cueva del Monje, situada en el bosque de Valsaín (Segovia). En todas ellas el protagonista es un hidalgo cristiano conocido por el nombre de Segura, que vendió su alma al diablo a cambio  de riqueza y poder, en una versión, o a cambio de la eterna juventud, en otra.

 

Segura  se refugió en la famosa cueva de Guadarrama albergando, seguramente, la esperanza de no ser localizado por su temido acreedor, el Diablo. Pero claro está, el innombrable conocía perfectamente todas las rutas internacionales habidas y por haber, incluida esta tan local en los bosques de Valsaín, y acudió años después a cobrarse su deuda.

 

La leyenda  dice que el tal Segura, ya convertido en monje solitario, se encomendó entonces a la Virgen, la cuál  logró convencer al Diablo para que abandonara su propósito. Desde entonces, como no podía ser de otra forma, se dice que por los bosques de la localidad segoviana vaga solitaria el alma del monje y que aún puede oírse en las noches invernales de luna llena su lamento entre los legendarios pinos de este lugar.  ISABEL PÉREZ para GUADARRAMISTAS

 

El Cancho de los Muertos y la cruz de El Mierlo

El Cancho de los Muertos

El Cancho de los Muertos

Esta conocida mole granítica de La Pedriza que en la actualidad frecuentan los  escaladores, sirvió en su momento a los bandoleros para dirimir cuitas y ajusticiar a sus víctimas arrojándolas por el precipicio. Por La Pedriza del Manzanares se refugiaron Pablo Santos, Barrasa, y hasta el mismísimo Luis Candelas, el más famoso bandolero de Madrid,  que al parecer era más temido por el miedo que daba que por lo malo que era.

Dice la leyenda que tres bandoleros secuestraron a la joven hija de unos ricachones madrileños, que la llevaron al Cancho de los Muertos, y que el jefe de la banda decidió que la muchacha era “suya”. Aprovechando que el jefe se ausentó, los otros dos lucharon por ser los primeros en abusar de ella, y en tal lucha uno murió a manos del otro. Cuando el jefe volvió, no convencido por las explicaciones del vivo, trató de arrojarlo por el precipicio, pero éste le enganchó del tobillo y los dos se despeñaron. La joven quedó allí sola, pero libre, y fue rescatada por un pastor de cabras, El Mierlo, quien la llevó a Madrid y renunció al trabajo y recompensa que los padres de la muchacha le ofrecieron. Cuando El Mierlo volvió a su Pedriza, otros bandoleros pensando que sí había cobrado la codiciada recompensa lo asesinaron días después. Sus amigos pastores hicieron, con piedras en el suelo, una cruz en el lugar donde fue asesinado. Hasta aquí la leyenda.

Después, en 1920, Bernaldo de Quirós descubrió una cruz, que no fue capaz de volver a encontrar. En 1997 unos excursionistas descubrieron de nuevo la cruz, y hoy se puede acceder a ella tras un tortuoso camino. Dicen que esa cruz es la de El Mierlo. ÁNGEL SÁNCHEZ CRESPO  para GUADARRAMISTAS