El Cancho de los Muertos y la cruz de El Mierlo

El Cancho de los Muertos

El Cancho de los Muertos

Esta conocida mole granítica de La Pedriza que en la actualidad frecuentan los  escaladores, sirvió en su momento a los bandoleros para dirimir cuitas y ajusticiar a sus víctimas arrojándolas por el precipicio. Por La Pedriza del Manzanares se refugiaron Pablo Santos, Barrasa, y hasta el mismísimo Luis Candelas, el más famoso bandolero de Madrid,  que al parecer era más temido por el miedo que daba que por lo malo que era.

Dice la leyenda que tres bandoleros secuestraron a la joven hija de unos ricachones madrileños, que la llevaron al Cancho de los Muertos, y que el jefe de la banda decidió que la muchacha era “suya”. Aprovechando que el jefe se ausentó, los otros dos lucharon por ser los primeros en abusar de ella, y en tal lucha uno murió a manos del otro. Cuando el jefe volvió, no convencido por las explicaciones del vivo, trató de arrojarlo por el precipicio, pero éste le enganchó del tobillo y los dos se despeñaron. La joven quedó allí sola, pero libre, y fue rescatada por un pastor de cabras, El Mierlo, quien la llevó a Madrid y renunció al trabajo y recompensa que los padres de la muchacha le ofrecieron. Cuando El Mierlo volvió a su Pedriza, otros bandoleros pensando que sí había cobrado la codiciada recompensa lo asesinaron días después. Sus amigos pastores hicieron, con piedras en el suelo, una cruz en el lugar donde fue asesinado. Hasta aquí la leyenda.

Después, en 1920, Bernaldo de Quirós descubrió una cruz, que no fue capaz de volver a encontrar. En 1997 unos excursionistas descubrieron de nuevo la cruz, y hoy se puede acceder a ella tras un tortuoso camino. Dicen que esa cruz es la de El Mierlo. ÁNGEL SÁNCHEZ CRESPO  para GUADARRAMISTAS